29 de enero de 2013

ASÍ ENTENDÍ EL EFECTO MARIPOSA


Viniste a desvelar mi sueño,
a combatir el frío con abrazos
cálidos y caricias de esas
que hacen que todo gire
y que las puntas de los dedos
se estremezcan mecidas por un escalofrío.
Y yo no supe qué decirte,
sólo pude clavar mis pupilas
en tus labios y dejarme arrastrar
por un deseo milenario de besarte.
Loco por descubrir tus entretelas
y por ser como el agua con purpurina
que te baña desnuda
apresuré mis manos sobre tus hombros
y entonces entendí el efecto mariposa
cuando antes de comenzar a batir
tus alas de ninfa del sexo
habías desencadenado un terremoto
en mis entrañas y ardía
como cien volcanes del Eón Arcaico.
Entonces ocurrió…
cayó el telón y tú yo nos quedamos detrás,
solos, sin miradas esquivas,
tú desnuda y yo con los ojos como platos,
con las manos como cascadas ardiendo
queriendo empezar en tus clavículas
la autopista hacia el cielo de tu cuerpo
sin importar cuántos peajes tuviera que pagar
y sin tener en cuenta las señales de límite de velocidad
o los controles de alcoholemia.
Y vi caballos en tu pelo, galopando sin freno
hasta desintegrarse en un torrente espeso
que bañaba tus pechos.
Me miraste y me dijiste:
“Ahora bajo a comprar un libro
para leerlo sin ropa en la alfombra
pero contigo…”
Y fuimos dos el tiempo que duró
el libro de Zafón, después hiciste la maleta
y metiste en ella mis anhelos
sin pensar siquiera que pudiera necesitarlos ahora.
Te he escrito varias cartas,
por si aún vives en aquella casa antigua
y por si tienes en alguna caja escondida
mis deseos y puedes devolvérmelos,
creo que voy a usarlos una de estas noches…
He pensado en aquella frase del libro que decía
que las casualidades son las cicatrices del destino.
Yo tuve el destino en mi cama una vez,
espero que al siguiente al que visites
se lo hagas entender antes.
Yo fui muy lento…

24 de enero de 2013

BUSCO HABITACIÓN…


Busco habitación...
en piso compartido contigo,
buenas vistas, cálida temperatura,
no importa que no esté amueblado,
ya lo iremos amueblando juntos.
Que las ventanas sean tus ojos
y que todo huela a ti.
Como cama quiero cualquier palmo de tu piel,
un rinconcito en la sangre de tus venas,
un bucle de tu pelo
o el exotismo de vivir en la línea divisoria de tu cuerpo.
URGE.
Razón aquí,
la llevo escrita en el pecho
y tiene tu nombre.

18 de enero de 2013

COLCHONES EXTRAÑOS


Aquel portazo sonó como si se rompieran las esquinas de mi corazón,
como si la lluvia entrara a borbotones por las grietas de mi alma
y alguien hubiera puesto clavos en mis zapatos para que no corriera
a buscarte.

Abrí la ventana y dejé entrar al viento, por si aquello de que
cuando una puerta se cierra, se abre una ventana fuera cierto y algún rayo de sol perdido viniera a anidar en mi colchón,
o la luz de la puta luna reflejara unos ojos que no miraran con desprecio.

A pesar de todo, tu lado de la cama sigue virgen desde que te marchaste
y lo único que he conseguido ha sido pasar noches en colchones extraños,
que no tenían recuerdos y en los que hube de inventarme
el olor a mujer que yo quiero.

2 de enero de 2013

10 PROPÓSITOS PARA EL NUEVO AÑO

1. Levantarte la falda
y navegar entre tus piernas
hasta naufragar en tu ombligo.
2. Cambiar la dirección
y el sentido de las calles
para que todos tus pasos
te conduzcan a mi casa.
3. Robarle horas de sueño
al colchón que te cobija
y ser la forma de tu cuerpo
que dejas en las sábanas.
4. Beberme el mar
y ser la sal que baña tu cuerpo.
5. Reservar asiento
de primera clase en el vuelo
de tus pestañas.
6. Gritar tu nombre
y ser el eco que lo repita
en cada esquina hasta llegar
a tus oídos.
7. Colarme en tu ducha
y revolverte el pelo con mis dedos.
8. Que la única distancia
que nos separe sea primero la ropa
y luego nuestra piel.
9. Inventar cada día
un poema distinto con el sonido
de tu risa.
10. Pero por encima de todo,
ser realista y dejar de soñar despierto.

27 de diciembre de 2012

LA CHICA DEL VESTIDO AZUL


A veces te interrumpo. Tus besos llevan oro,
como las
Noches de Stevenson o de Mardrus.
Son algo tan brillante. Como una nueva infancia.
Luis Alberto de Cuenca

La chica del vestido azul sonríe a la mañana,
en sus ojos lleva sueños y futuro
y en su pelo caracolas y olor a brisa marina.
La chica del vestido azul tiene blanca la piel,
en ella dibuja miles de estrellas y yo escribo versos
mientras desnudo su cuerpo como quien desnuda
un sueño imposible.
La chica del vestido azul tiene labios con forma de deseo,
tiene en la voz la dulzura del Mediterráneo
y el calor del sol al entrar por la ventana.
La chica del vestido azul no es mía, no es de nadie
aunque quisiera que sus ojos al despertar
se cruzaran con los míos  y nuestras pieles se mezclaran
hasta confundirse y no saber dónde acaba su cuerpo
y empieza el mío.
La chica del vestido azul llega mecida por la marea
y yo quiero besarla en la ciudad de los gitanos
el día que lluevan pianos como gotas de rocío.
La chica del vestido azul se enamora de versos y canciones
y sus manos blancas se enredan en mí pelo
y es ahí cuando un síncope de futuro me asalta
y quiero cobrarle a sus labios sus miradas.
La chica del vestido azul eres tú
y yo soy como esa brizna de hierba fresca
que acaricia tu cuerpo desnudo cuando nadie nos mira.
La chica del vestido azul eres tú
y yo sólo quiero entrar dentro de tus fronteras,
quiero oler tu cintura y ser ese murmullo
que te arrulle cuando el silencio de la noche
se llene de besos y gemidos
y una cama sea el paraíso a donde van los corazones puros.

25 de noviembre de 2012

LO NUESTRO (ASÍ LO CONTARÍA DIEGO OJEDA)


Lo nuestro fue como una serie de televisión
pero nos quedamos sin presupuesto para terminarla
Diego Ojeda

Lo nuestro fue un momento fugaz,
duró lo que tardó mi avión de regreso
en tomar tierra en Barajas.
Lo nuestro no significó para ti
lo mismo que significó para mí,
tú te empeñabas en echar la vista atrás
y yo dibujaba futuros en mis pupilas.
Tu enfriabas mi corazón con tus manos
mientras calentabas mi cuerpo con los labios.
Fuimos un pasado breve,
como lo son las crisálidas después de ser gusano.
Fuimos frío y calor,
invierno y verano y yo,
que sólo me conformaba con un otoño intenso
o con primaveras eternas,
salí de tu casa en cuanto vi caer las primeras hojas.

23 de noviembre de 2012

LO NUESTRO (ASÍ LO CONTARÍA MARWAN)



La noche suda en el asiento de atrás de un Ford del 91
y tú y yo nos convertimos en los protagonistas
de una película de cine de verano.
Marwan

Aquel banco de piedra
fue testigo de lo nuestro
aquella noche.
Cerca pasaban grupos de turistas
que iban a visitar la iglesia
de santo Domingo el Antiguo,
pero no nos importaba,
éramos jóvenes y la noche
nos parecía refugio suficiente
para aislarnos del mundo
y dedicarnos al amor y la pasión sin freno.
Fue ahí donde descubrí
por primera vez tus pechos,
donde los besé la primera vez,
donde te fui desnudando entera,
donde lo hubiéramos hecho
si no fuera porque,
en un arrebato de cordura,
decidimos parar y esperar
al asiento de atrás del coche.
Por el camino de regreso
dejamos nuestra impronta de besos
en las esquinas de cada edificio
y supe que aquellos fuegos artificiales
que se veían desde la carretera del Valle
los provocaba tu cintura
al moverse encima de mí
mientras me dejaba llevar por tus gemidos
y las chispas de colores
que se reflejaban en tus pupilas.