23 de noviembre de 2012

LO NUESTRO (ASÍ LO CONTARÍA MARWAN)



La noche suda en el asiento de atrás de un Ford del 91
y tú y yo nos convertimos en los protagonistas
de una película de cine de verano.
Marwan

Aquel banco de piedra
fue testigo de lo nuestro
aquella noche.
Cerca pasaban grupos de turistas
que iban a visitar la iglesia
de santo Domingo el Antiguo,
pero no nos importaba,
éramos jóvenes y la noche
nos parecía refugio suficiente
para aislarnos del mundo
y dedicarnos al amor y la pasión sin freno.
Fue ahí donde descubrí
por primera vez tus pechos,
donde los besé la primera vez,
donde te fui desnudando entera,
donde lo hubiéramos hecho
si no fuera porque,
en un arrebato de cordura,
decidimos parar y esperar
al asiento de atrás del coche.
Por el camino de regreso
dejamos nuestra impronta de besos
en las esquinas de cada edificio
y supe que aquellos fuegos artificiales
que se veían desde la carretera del Valle
los provocaba tu cintura
al moverse encima de mí
mientras me dejaba llevar por tus gemidos
y las chispas de colores
que se reflejaban en tus pupilas.

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