14 de octubre de 2013

PRINCIPIO DE LA HOLONOMIA DEL TIEMPO





Increíble,
el tiempo:
no deja
de dar vueltas
no va
a ninguna parte
no duerme
y vive
en un reloj.
Karmelo C. Iribarren

Date prisa,
no quiero que la vida
nos pille de nuevo a traición,
no quiero que el futuro
nos arrastre
a otra novela de fracasos.
La vida pasa como un rayo
cuando estoy cerca de ti
y esta noche se avecina tormenta,
esta noche daremos el salto
a la urgencia sin pausa,
esta noche estaremos juntos
y más solos,
seremos más que uno más uno,
seremos dos
aunque la aritmética del tiempo
quiera sumar terceros
a este limbo de sueños
que tenemos por regalo.

No te pares,
no mires atrás,
no revivas imágenes del pasado,
ahora sólo hay
presentes perfectos,
ya no conjugo lágrimas,
ahora escribo versos
en tu piel,
en tus labios.
El verano se me ha hecho
tan largo sin ti
que necesito que el batir
de tus pestañas
sea el pasar de las hojas
del calendario.

Última llamada,
aterriza tus miedos
lejos de nosotros,
sobrevuela con la mirada
el paisaje de matices
que nos espera.
Y no retrocedas,
no son voces ni recuerdos
lo que oyes,
es el murmullo apagado
de las olas
del mar en calma de lo nuestro,
es el rechinar
de los muelles de la cama,
son tus gemidos
y los míos.

No temas,
cierra la puerta
y abre de par en par
las ventanas de tu vida.
Y ahora detente,
no corras...
Las manillas
han dejado de avanzar,
ha parado de caer arena
en el reloj
y estamos a salvo.