8 de febrero de 2015

LÁGRIMA




Resbala.
Corre lenta
acariciando mi mejilla,
lleva en su interior
el salitre del mar,
el recuerdo de tu cuerpo,
la paz de tu voz de brisa,
la tibieza curativa
de tus pechos de canela.
Resbala.
Me grita tu nombre.
Llega hasta mis labios
y me besa,
baja por mi cuello,
sensual,
quiere llegar a mi pecho,
instalarse dentro.
Resbala.
Escuece.
Dicen que así
es como cura todo,
pero yo no quiero
curarme de ti,
que me olvides,
que me silencies.
Resbala.
Resbalas,
entre mis dedos
huyes,
te escapas,
vas a sus brazos
y dejas mi abrazo hueco.
Resbala.
La siento.
Me inunda.
Naufrago en su corriente
vertiginosa,
la pierdo poco a poco
y me pierdo,
me hago olvido.
Resbala.
Sin pedirme permiso,
sin venir a cuento,
haciendo del día lluvia,
frío polar,
nieve en la ventana,
primavera que me esquiva
y no me sacia.
Resbala,
eres tú, es ella.
Toca mi piel
hecha al tacto de tus manos,
arrastra con ella este sinfín
de cosas por hacer contigo.
Resbala.
              Lágrima.
                             Luna.  
                                      Musa.
                                                Tú.

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