En el fondo
no tengo tantos
recuerdos,
de hecho
casi no acierto
a esbozar tu cara
ahora que ha pasado
el tiempo.
A este lado del río,
lejos del trasiego
de la gran ciudad,
la calma que sigue
a tu tempestad
ha arrasado con todo…
Tiró abajo
tu memoria,
el frío del vacío
de mi cama
y la independencia perdida.
Sin querer se fueron
marchando
los sueños de nubes de algodón,
los sueños de regresos
y reencuentros.
Y vino de nuevo
el surrealismo,
los sueños con noche y aguas
turbias,
ascensores, gatos
y ciudades en ruinas.
Lejos de medir
la duración de un verso
me puse a contar
en años luz.
Me hice más rápido
y fui negro,
fui mentira en tu boca
e impotencia en tu sexo.
Rompí tu cadena,
tus lazos de seda,
violé con furia
la esperanza de tenerte
y abrazarte.
Lejos de ser casto
me follé
cualquier atisbo de conciencia
para que no volvieras.
Después
lloré hasta quedarme seco
y ahora soy de piedra.
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