7 de marzo de 2015

AUNQUE NO EXISTIERAS






Aunque te desnudase
de tu piel,
de tu rostro irresistible,
de tus formas
de musa y perdición,
aunque no quedasen
ni los huesos de ti,
te seguiría amando,
inmutable,
porque no es tu cuerpo
(ni la lujuria que provoca)
lo que me atrae de ti,
es lo que eres,
la esencia misma de tu ser.

Aunque de viento fueses,
o de brisa de primavera,
un susurro casi,
una sombra lejana,
el rumor de las olas,
algo etéreo,
intangible,
apenas humo,
aunque no pudiera verte,
invisible deseo
que me roba el sueño,
seguiría ansiando,
perpetuamente,
tu vida junto a la mía.

5 de marzo de 2015

HERIDA ABIERTA




Soy otra vez herida abierta,
animal sangrante y doliente,
agua sucia, ciudad en ruinas,
espina de rosal y ortiga,
oscuridad total y puerta a la nada,
abrazo vacío, beso en la almohada.

De nuevo he de coserme,
despacio, con puntadas firmes,
asegurarme de que, esta vez,
cierro para siempre
esto que llevo en el pecho
y late para mantenerme con vida.

De nuevo aprendizaje,
de nuevo levantarse del suelo,
rodillas lastimadas, sin huesos rotos,
pero sí un alma triste y vacía,
un espacio en blanco
manchado por el carmín de tus versos.

Y de nuevo caminar,
esta vez sin mirar a mi alrededor,
sin dejar que se filtre
ni un atisbo de luz que me ilusione,
ni un perfume que me soliviante,
ni unos ojos que me roben el sueño.

18 de febrero de 2015

¿QUIÉN SOY YO SIN TI?




Y ahora, ¿Quién soy yo sin ti?
Porque me miro en el espejo
y no me reconozco,
los escaparates por la calle
me devuelven la imagen
de un desconocido, de un loco,
de un transeúnte solitario
vagando sin rumbo por las arterias
de esta ciudad que se consume
por no tenernos juntos.

Y ahora, ¿Quién soy yo sin ti?
Porque sigo respirando todavía,
sigue latiendo este trozo de carne
que llevo dentro del pecho,
pero lo siento vacío, roto,
hecho un mar de escombros
bajo los cuales estoy sepultado yo,
esperando tu rescate, tu auxilio,
esa luz de tus ojos que me diga
- He llegado, siento el retraso -

Y ahora, ¿Quién soy yo sin ti?
Porque no siento nada especial
si follo y no es contigo,
porque las puestas de sol
no traen el abrigo de tus besos
y los tejados no se incendian si los miro,
porque tengo grabado el olor de tu cuerpo
y a veces duermo abrazado a tu fantasma.

Y ahora, ¿Quién soy yo sin ti?
Si la luna no me mira con tu cara,
si cada paso que doy me aleja aún más de verte,
si mis noches en vela son por ti
pero nunca contigo, amor,
si tengo que inventarme tus abrazos
cuando me atrapa este hielo del invierno,
si me dejo los grifos abiertos de casa
para tener quien acompañe esta soledad
tan de lija y sal en las heridas.

Y ahora, ¿Quién soy yo sin ti?
Si a pesar de mis años de vida
soy un recién nacido en este mundo
sin tu voz y sin tus pechos pequeños,
si vivo a cámara lenta
porque me dejé las prisas al desabrochar
tus vaqueros en el baño de aquel bar,
si uno y uno no son dos
si no completas tú la suma,
si te mentiría si te digo que empiezo a olvidarte,
que ya no significas nada.

Y ahora, ¿Quién soy yo sin ti?
¿Cuántas horas muertas gastadas
en imaginar el fuego de tu sexo empapado?
¿Cuánto esperma desperdiciado
en los polvos que tú me faltas?
¿Cuánto de verdad hay en mis labios callados
y cuánto de mentira en los que te besan ahora,
en aquellos que imaginas y quieres que te besen?
¿Cuánto tiempo más sin tu boca?

Y ahora, ¿Quién soy yo sin ti?
Si este poema lo empecé a escribir anoche
y está amaneciendo fuera,
si mis manos cansadas quisieran
tocarte desnuda,
si a veces me río por no llorar
cuando me viene a la cabeza el eco
de tu risa de musa,
las letras de aquel te quiero
que escribí con los dedos en tu espalda.

Y ahora, ¿Quién soy yo sin ti?
¿Quién es la dueña de mi sonrisa?
¿Quien acude a taparte el frío con caricias?
¿A quién le respiras en la cara mientras sueñas?
¿Quién puedo ser yo sin ti
salvo un extraño en un cuerpo que empieza
a consumirse con el paso del tiempo?

Te dedico mis buenos días y este café,
éste que ahora te escribe
soy yo sin ti, igual pero diferente,
como la estela de un cometa
que se dejaría arrebatar el brillo
por estrellarse y arder entre tus piernas,
si preferiría morir por un empacho de tu piel
que por este hambre de ti que siento,
que hasta mis cromosomas te echan de menos,
que mis poemas se han vuelto insoportables
desde que amenazan la tormenta de tu ausencia
y hay ceniza de mis cigarros por el suelo
a la que a veces envidio
por no sentir, por no extrañarte.