20 de agosto de 2013

TE DEBO UN POEMA





Te debo un poema
pero no es éste,
éste no conseguirá explicar
lo que fue verte sonreír,
lo que sentí al tocarte,
cómo disparabas versos
a quemarropa.
Este poema no definirá
el secreto de tus silencios,
cómo tus ojos dicen más
que la fruta de tu boca,
cómo te dibujé
sobre mi cama
la primera vez que te vi.
Te debo un poema,
uno que hable de tu piel,
que describa tus suspiros
y cómo frunces el ceño
cuando te enfadas.
Pero no es éste,
éste ni se acerca
a ser un boceto que muestre
que te mueves al andar
como un junco libre
mecido por el viento,
que tu risa suena distinta
cuando me clavas la  mirada
y me dices "idiota".
Sé que te debo un poema,
que algún día pagaré
esta deuda que tengo
con tu cuerpo y mi futuro.
Mientras tanto
cierra los ojos y no leas,
este poema no te hace
justicia,
este poema no cuenta
cómo me parte en dos
el tacto de tus manos
y es cuando me siento vivo,
cómo me ciegas
cuando hablas de vernos.
El día que consiga
que unos versos huelan a ti,
que no me parezcan injustos
todos los adjetivos,
el día que un poema
salga de mí
pero no me pertenezca...
Será entonces.
Mientras tanto espera,
ten paciencia,
te debo un poema,
pero no es éste.

10 de agosto de 2013

MIENTRAS SUENA QUIQUE GONZÁLEZ




Llévame a ver salir el sol
desde todos los portales de la luna
llévame al puerto y al malecón
cuando el cielo se nos llene de gaviotas
Quique González

Llévame a ver salir el sol,
a ver como baña tu piel
de luna llena,
a empaparme con el brillo
de tus ojos,
a estrellarme en su color
de tierra firme.
Llévame a aquella playa
de arena blanca y aguas
claras como tu sonrisa
a nadar en tu interior
como quien encuentra
un rompeolas
para aferrarse a la vida.
Quiero regresar contigo
a aquellos días
en los que nos despertaban
las primeras luces del alba
y yo desayunaba
del rojo intenso de tus labios,
cuando me mantenían vivo
los hilos negros de tu pelo.
Y si nada de esto
fuera posible
deja que me pierda para siempre,
prefiero mil veces
el olvido de la gente
a la desmemoria
de nuestra vida juntos.
Llévame a ver salir el sol,
a bailar bajo la lluvia
mientras suena Quique González,
hagamos nuestra
la fiesta de la luna llena.
Yo prometo seguir vivo
si tú me recuerdas
como aquellos días.
Lejos de eso
todo es muerte y abandono,
fuera de ese pasado presente
no somos más que dos
seres analógicos
en la era digital...
Llévame a ver salir el sol
y no me sueltes,
no sea que algún rayo
de luz
enturbie mi sueño
y despierte en una cama
demasiado grande para mí,
demasiado fría
sin tu cuerpo.

3 de julio de 2013

LA LÓGICA DE LA PRIMAVERA



Llegas vestida de recuerdos

y me ofreces el calor de tu abrazo,

vienes después de un parón

de diez años y me regalas

caricias y besos de madrugada.

Vienes y a mí me parece que llegas

con la lógica de la primavera,

con esa locura sin sentido

de quien ha perdido algo

y se lanza desesperado

a encontrarle repuesto.

Vienes con tristeza en los ojos

y yo en los míos tengo campos

yermos y secos de quien ha agotado

su cupo de llantos.

Y sé que podría aprovecharme

de tu situación, de tu ser vulnerable,

sé que podría trazar una venganza

cocida al fuego de dos lustros,

sé que podría estar bien,

que hasta podría funcionar y ser

como el brote verde en la maceta

del olvido.

Pero aún así,

ahora mismo no te necesito

ni encuentro restos de la hoguera

que ardía con tanta fuerza

cuando éramos como Mickey y Mallory,

asesinos natos del tiempo

y la distancia.

Así que ni siquiera me preguntes

cómo estoy,

sal de mi vida de la misma forma

que aquel noviembre: de un portazo.

Y no vuelvas

si no quieres que el monstruo del rencor

te corroa el alma y caigas

por intratables precipicios

como ya cayó este que te habla.

Llévate tu verano y deja que me habite

el invierno que tanto me gusta,

dale tu calor a otro que lo necesite

y sé feliz…

conmigo no lo seríamos ninguno de los dos.

22 de junio de 2013

MADRID ESCONDE SECRETOS



Donde el deseo viaja en ascensores,
un agujero queda para mí,
que me dejo la vida en sus rincones,
pongamos que hablo de Madrid.
Joaquín Sabina

Madrid guarda en sus calles
tus pasos de chica perdida,
guarda la dulzura con la que
agachas la mirada cuando hablas:
tu voz es un pastel de Belem…
Madrid esconde la forma
tan sexy que tienes de liarte
los cigarrillos,
esa puta forma de sonreír
y hacer que explote la noche,
de levantar los brazos
y que tu camiseta se suba
para dejarme ver tu ombligo…
Dios… ¡Tu ombligo!
Imposible parar de mirarlo
y desear besarlo.
Te juro que nunca he visto
a ninguna otra mover el culo
de una forma tan brutal,
que nunca he deseado perderme
en unas calles tanto
como en esa que conduce
a tu entrepierna.
Tus ojos son dos enormes
acordes de un fado,
tienen la belleza de las cosas
que parecen tristes
pero por dentro son de colores
y revolotean nerviosos
como dos colibríes.
Algún día acabaré perdiendo
la vergüenza (la poca que me queda)
para agarrar tu pelo negro,
acercarte a mi cara
y comerte esos enormes labios…
Besarte debe ser algo así
como ver desembocar el Tajo
en las playas de Lisboa:
no saber dónde acaba lo dulce
de tu boca y dónde empieza
lo salado de tu saliva…
Madrid esconde secretos,
tantos como habitantes,
en uno de ellos estoy yo
llamando a tu puerta…
Postdata:
es cierto, te recuerdo en mis noches
más oscuras
y en mis días más claros
y viceversa…

12 de junio de 2013

YO SOY EL QUE DISPARÓ A CUPIDO


Yo soy el que disparó a Cupido,
soy ese que aborrece los amores
por costumbre y por rutina,
ese que prefiere antes el calor
de una barra y tres cervezas
que la seguridad incierta
de un amor descafeinado.
Yo soy el que disparó a Cupido,
soy el que se refugia
en coños de una noche
para protegerse de las heridas
y el dolor de cabeza
de las relaciones eternas
que sólo duran unos meses.
Yo soy el que disparó a Cupido
y lo hice con la consciencia
del que se ha cansado
de esperar a que llegara la buena,
del que anhelaba un amor infinito
y sólo ha conseguido acabar durmiendo
con una vaina vacía que tenía su forma.
Yo he matado a Cupido,
os he liberado de una vida
llena de mentiras,
de caricias de hielo,
de besos con espinas,
de vivir para siempre
con un corazón en el pecho
al que le han recortado las esquinas
y late por el simple hecho
de mantenernos con vida.
No me deis las gracias,
no las quiero,
yo soy el que disparó a Cupido
pero lo hice por mí,
para vengarme de años de fracasos
y expediciones fallidas
a cuerpos que no me aportaban nada
y a corazones coraza
que ocultaban mentes enfermizas
y retorcidas.
Y ahora condenadme si queréis,
ponedme las esposas,
metedme entre rejas,
que mientras sepa
que ese cabrón con alas está muerto,
mi alma será libre
y por las noches dormiré tranquilo
sabiendo que un “te quiero” es un “te follo”
y la eternidad dura
lo que tardes en llegar al orgasmo.

6 de junio de 2013

AMORES TÓXICOS


Viví al borde de tus pupilas
con el pánico constante
a tener que caer en el abismo
que encerraba tu abandono,
en ese charco de barro
lejos del abrigo de tus besos.
Ya probé una vez la dulzura
del carmín de tus labios
como quien prueba
la comida del césar sabiendo
que puede contener
el veneno que acabe con su vida.
Y no vacilé un segundo
en devorar esa lujuria roja,
esa pólvora con la que cargas
tus armas de mujer fatal,
con la que dibujabas una línea
hasta mi corazón
y te sentabas a ver cómo explotaba.
Y no me importaba
pasar el día observando desde fuera
como intentabas encender la mecha
que acabara con lo nuestro
y a veces hice de bombero
o de extintor contra el fuego,
sabiendo que apagar una llama
no significaba haber vencido
al incendio.
Pero como aquel
que tras la caída del telón
decide que se ha cansado
de los papeles románticos,
así me cansé yo del teatro
de nuestra historia
y bajé la guardia
para que en un descuido
tu olvido me tragara
como un agujero negro
devora las galaxias,
así de pronto,
sin oponer resistencia.
A veces el único que no quiere ver
el final del cuento
es el que tiene que dar el paso
y matar al protagonista
para que los títulos de crédito
otorguen la libertad
a la malvada bruja.
Y en la oscuridad del escenario,
viendo recoger a los tramoyistas,
me levanté y salí del edificio
acompañado de un silencio
similar al de tu boca,
esa que sólo repetía
el mismo sonido que mi eco,
                                                     eco
                                                         eco…

29 de mayo de 2013

PERDER LA SONRISA UN MARTES


Perder la sonrisa un martes
y encontrarla al día siguiente
colgando infinita y brillante
de una mueca de tus labios.
Perder la sonrisa un martes
y localizarla un jueves madrugada
en esos ojos que te miran
en la oscuridad de un garito.
Perder la sonrisa un martes
y chocarte con ella en el andén dos
debajo de una  camiseta
jugueteando con tu ombligo.
Perder la sonrisa un martes
y hallarte a ti vestida de domingo
en el penúltimo verso de un poema
para ya nunca dejar de sonreír…