28 de enero de 2015

YO TE GUARDO EL SITIO




Ahora que te vas,
que te alejas,
que te marchas de mi abrazo
como una brisa buscando
nuevos rostros a los que besar,
como un ave que ha sanado
sus alas rotas
y ansía probarlas,
volver a sentirse libre.

Ahora que te vas
y veo tu espalda ya a lo lejos,
que aún puedo aspirar tu perfume
y mis manos aún guardan
tu tacto
como quien conserva un tesoro,
como quien ha tocado la gloria
y no quiere olvidar nunca
esa maravillosa sensación
de euforia.

Ahora que te vas,
que te observo andar, decidida,
que siento aún la tibieza de tu voz,
como quien ha escuchado
cantar a las sirenas
y ha dirigido su timón
contra las rocas,
como quien vive enamorado del silencio
y de repente nada le sirve
salvo tus palabras.

Ahora que te vas,
que has decidido soltar los lazos
invisibles que nos unen,
que te llevas la luz del día
de tus ojos,
el calor de la primavera de tu ombligo,
el fuego mojado
de tu sexo en mi boca,
que no miras atrás
como quien no tiene cargo de conciencia
ni le pesa el equipaje.

Ahora que te vas,
espero que encuentres lo que buscas,
que la vida te dé
lo que yo no pude darte,
que el destino te guíe
a playas de arena blanca y aguas tranquilas,
que alcances tus metas y tus sueños.

Pero aún así, ahora que te vas,
si decides volver tus pasos,
lanzarte en brazos
del calor del hogar,
del refugio seguro que no ata,
del chiste malo a deshoras
y la risa imparable,
si te animas a intentar
batir ese record de orgasmos
por noche,
si decides volver a casa...

La puerta estará siempre abierta,
nunca me gustaron las prisiones
y no hay barrotes ni alambradas
que detengan la libertad de tu sonrisa,
el huracán salvaje de tu pelo,
el vaivén sensual de tus caderas.

Ahora que te vas,
que seas feliz, que nunca temas.
Yo te guardo el sitio.

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