21 de enero de 2015

DE VIENTO




Está hecha de viento, seguro,
porque al llegar a mi vida
abrió de par en par balcones
y ventanas
y, a pesar de ser fugaz
como una tormenta de verano,
aún no he sido capaz de cerrarlas.
La brisa que dejó a su llegada
aún acaricia mi rostro
y si cierro los ojos recuerdo su aroma,
lo echo de menos como se extraña
el olor a tierra mojada de los días de lluvia.
Qué queréis que os diga,
que con ella todo era distinto:
Follábamos con la furia del fuego
y el ímpetu de dos animales heridos,
nos besábamos como estallan las olas
contra las rocas un día de temporal,
nos tocábamos con la calma
que da saberse seguros y a salvo
y cuando, durmiendo,
apoyaba su cabeza en mi pecho
cualquiera hubiera dicho que,
cada una de sus respiraciones
era el compás de mis latidos
y nuestros cuerpos encajaban
en la cama
como exactas piezas
de un puzle hecho de piel y deseo.

Y eso era amor de verdad,
cualquier cosa pasada
había sido una completa
pérdida de tiempo.

2 comentarios:

  1. Ay leer estas cosas a estas horas...

    Homestamente, te quedó precioso.

    Un abrazo

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  2. Preciso! 😍👏👏👏👏 que crack!

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