No hubiera dudado
en dejarlo todo
por estar en tus brazos,
en saltar al vacío
y estrellarme
en el cielo de tu cuerpo,
en hacerme el valiente
y trepar hasta tus ojos
colgado de tus pestañas,
en llegar a tu corazón
a base de te
quieros
y de cruces de miradas.
No hubiera dudado,
amor,
en ser ese que siempre
quise ser
por estar a tu lado,
por sentirme seguro
en tu boca,
en tus labios,
por hacer mi guarida
entre tus piernas,
por huir de lo malo
del mundo,
refugiado en tu ombligo.
No hubiera dudado
en recorrer el universo
por seguirte,
en hacerte el amor
en un idioma diferente
cada noche,
en secar tus lágrimas
con mis besos
cuando estuvieras triste,
en ser música en tus oídos
y poema en tus entrañas
hasta el fin del mundo,
en beberme el mar
y bañarte desnuda
cada madrugada
a la luz de la luna.
No hubiera dudado,
amor,
pero quisiste hacer el camino
sin mis manos,
que ahora están vacías
y solas,
quisiste alejarme
aun sabiendo
que eso es imposible,
nunca estaré
demasiado lejos,
quisiste olvidar nuestra risa,
la magia de nuestras colisiones,
cada momento juntos...
Y yo no hubiera dudado
en dejarme la vida
por hacerte la tuya
un poco más feliz,
en dejar de lado el pasado
por vivir el presente
contigo
y dibujar futuros
sobre la piel de tu espalda,
no hubiera dudado
en ese tú y yo
que ambos sabemos
que tuvimos delante,
y que ahora,
a pesar de todo,
sé que aún vive.
Felicidades César .Que buen viaje por esa anatomía del amor ,un texto muy emotivo.
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