4 de julio de 2014

DEBÍ HABER APRENDIDO A VOLAR




Supongo que nuestra historia venía cargada de defectos desde el primer momento.
Nos unía la tristeza y el hastío hacia el mundo, las turbulencias de viajes pasados
y algún que otro aterrizaje forzoso que hizo que dudáramos de todo,
que maldijéramos al destino como quien reniega de una religión que no le colma.

Yo llegaba cansado de aeropuertos y tú venías vacía de sueños y esperanzas,
una combinación perfecta pero inestable, como esos elementos opuestos
que parecen mezclarse milimétricamente pero que al dejarlos un rato en reposo
parecen establecer una frontera física e insalvable que los separa.

Como dos locos temerarios nos sentamos en asientos contiguos,
sin hacer caso a las normas nos dejamos sin abrochar los cinturones
y desde el despegue parecía funcionar, a ti las alturas siempre se te han dado bien
y yo me suelo hacer el valiente cuando lo que me sostiene son tus manos.

Debí imaginar que huirías cuando entrara en pánico, cuando sacara a relucir
todas mis inseguridades, mis miedos antiguos, mi yo fóbico y trágico.
Y no te culpo por cambiarte de asiento en mitad del vuelo,
nadie quiere de compañero de viaje a ese maniático hipocondríaco
que se siente abandonado cada vez que te levantas para ir al baño.

Supongo que transcurrido el tiempo tú seguirás viajando por los aires
pero yo habré cambiado las alas por raíles o asfalto, siempre me gustó
sentirme cerca del suelo aunque a veces parezca que vivo en las nubes.
Caminaré, como de costumbre, con pies de plomo mientras que tú
mantendrás tu encanto infinito suspendido en un cable y lo peor de todo
es que no sabré a ciencia cierta quién de los dos se aferraba más a la realidad.

3 comentarios:

  1. Brutal... Es increíble cómo lo que escribe alguien más pueda parecerse a mi historia, yo también debí haber aprendido a volar... Saludos desde México.

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  2. Me encanta este poema, César. Tienes una forma de escribir única y especial. Desde que te descubrí en la Casa del Libro, has sido una fuente de inspiración. Tu libro, junto con los de Marwan, me ayudan a crear cuando las musas me dan la espalda. Ojalá algún día me publiquen un poemario también. Te dejo mi blog por si quieres echarle un vistazo, sería un honor: http://sentirconlacabezaypensarconelcorazon.blogspot.com

    Un saludo

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