Vivo al
límite como si tuviera mis manos agarrando tu pelo,
como colgando
de una mueca de tus labios.
Vivo con el
deseo inacabado, con el ansia de arrancarte la ropa,
con las ganas
de parar el ascensor que sube a tu casa.
Decoro
realidades con tus ojos y me fundo en el vacío de tus llamadas,
en el batir
de tus pestañas y en la forma como te dibujan tus vaqueros.
No hay debate
si esta noche vienes a verme,
no hay
disputa si al amanecer mis brazos rodean tu cuerpo,
si nos
separan dos milímetros y una gota de sudor.
Pero si no
vienes deshago páginas en blanco
y me encierro
en noviembres grises.
Si no llamas,
el teléfono te extraña y mis paredes
repiten el
eco de tus gemidos,
mi almohada
te llora y hay un niño no nacido en mi mirada
que pregunta
si hoy vendrá su mamá.
Me ha encantado, por su intensidad, se sienten los sentimientos, se siente la angustia y la esperanza. Gracias por escribir.
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