Fuimos mentira
en el campo de batalla,
como quien besa
con pasión
labios falsos en su almohada.
Fuimos miedo
en los momentos finales,
como un aviador
japonés
al que le han explicado qué es ser un kamikaze.
Fuimos tropiezo
al borde del precipicio,
y quise evitar
la caída
colocando piedras en mitad de nuestro camino.
Fuimos fugaces,
tormentas de verano,
lluvia pasajera
que apenas moja el suelo
y se evapora antes de haberla pisado.
Eso fuimos tú y yo,
ocaso de la jornada,
vela que se apaga
sin soplar
antes de pedir el deseo de la tarta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario